Los peligros de no usar gafas de sol homologadas
Sólo las gafas de sol autorizadas por la Unión Europea son las recomendadas para su uso diario por disponer del filtro contra los rayos ultravioleta. A estas gafas se las puede encontrar en cualquier óptica o centro óptico y se pueden reconocer por tener adherida a ellas la siguiente pegatina:
Los rayos ultravioleta o UV son los que emite el Sol hacia nosotros y todo nuestro medio, y, así como en la piel, producen unos efectos adversos en nuestros ojos, como envejecimiento prematuro, daños en la córnea y en la retina, cataratas, etc. Los filtros de las gafas de sol contra los rayos UV evitan y retrasan éstos factores, al protegernos completamente de ellos.
Como sabemos, la pupila se dilata en ambientes poco luminosos, así como se contrae en ambientes en los que hay abundante luz:
Ambiente luminoso.
Ambientes oscuros.
La mayoría de las gafas de sol constan de cristales oscuros, lo que producen una dilatación de nuestras pupilas ante la necesidad de que llegue más cantidad de luz hasta la retina. Si esa luz que llega al ojo está filtrada contra los dañinos rayos UV, éstos estarán totalmente protegidos; sin embargo, los cristales de las gafas de sol no homologadas no disponen del filtro UV, por lo que todos los rayos UV llegan hasta el ojo. A esto hay que sumarle el factor que mencionamos antes: la pupila se dilata cuando usamos cristales oscuros.
Resumiendo, a más dilatación de la pupila, más entrada de luz. Al no filtrarse los rayos UV, éstos llegan en mayor proporción hasta nuestro ojo durante el uso de unas gafas de sol no homologadas y lo dañan severamente.
Todo esto hay que tenerlo muy en cuenta, sobre todo, en niños pequeños y personas jóvenes, ya que son los más vulnerables antes estos factores.
Hay un gran porcentaje de niños que no usan gafas de sol, y es importante considerar su uso sobre todo en las estaciones calurosas.
Os dejamos un vídeo con más datos sobre esta cuestión: